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Paso: Jesus Nazareno

Título: JESÚS NAZARENO, CON LA CRUZ A CUESTAS

Autor (época, siglo): MANUEL GALIANO DELGADO, SIGLO XX, ANTERIOR A 1940

Ubicación y procedencia: IGLESIA DE SAN TIRSO

Material (estado de conservación y medidas): MADERA Y TERRACOTA

Función en la cofradía y en la Semana Santa de Sahagún: SE PROCESIONA EL JUEVES SANTO POR LA TARDE Y EL DOMINGO DE RESURRECCIÓN

Descripción (y restauraciones):

El paso del Nazareno, conocido como Jesús el Pobre, pertenece a la cofradía de la Vera Cruz y se custodia en la iglesia de San Tirso, por ser este templo considerado sede de dicha hermandad. Representa a Jesús con la cruz a cuestas camino del Monte Gólgota.

Está ejecutado con la cara y los pies en terracota y los brazos en madera, esto posibilita la articulación de los brazos para poder ajustarlos a la postura de cargar con el madero. Va descalzo y viste túnica morada como es preceptivo del Jueves Santo, día en que sale por la tarde en la llamada Procesión del Encuentro, se adorna con ribetes y cíngulo dorados, todo ello sobre camisa blanca. La pierna izquierda se adelanta para compensar la postura del cuerpo. La cabeza ligeramente inclinada se remata con una enmarañada corona de espinas a lo que en otro tiempo se sumaban las potencias originales, que hoy custodia la cofradía. El rostro es de dolor, con el ceño fruncido y la boca entreabierta, pero de elegantes rasgos.

La imagen fue encargada al imaginero sevillano Manuel Galiano Delgado, junto con la imagen de la Virgen de las Amarguras, ambas para la cofradía de la Vera Cruz, no se sabe con certeza si a expensas de la hermandad o de don Licinio Mediavilla, comerciante de objetos religiosos natural de Sahagún y residente en Sevilla, quien sí habría encargado como patrocinio personal la imagen de la Virgen. Las dos imágenes habrían llegado juntas a la villa sahagunense en los años posteriores a la del final de la Guerra Civil, aunque su ejecución sería de algún tiempo anterior, dado que la obra atribuida al artista se documenta a finales de los años veinte. Efectivamente el estilo es muy similar al de otras obras realizadas por el mismo taller sevillano para la Hermandad de San Esteban de la que don Licinio Mediavilla habría sido cofundador a finales de la década de los veinte, quien sería por tanto el responsable de la presencia de esta imagen de clara ascendencia andaluza en la villa leonesa estableciendo un vínculo, con toda seguridad pretendido, entre la cofradía hispalense por él fundada y la de la Vera Cruz de su localidad natal. Al parecer, la llegada de ambas imágenes a su destino debió ser un tanto accidentada, pues por entonces acababa de ocurrir el derrumbe de la torre de San Tirso, donde la hermandad de la Vera Cruz residía y donde lógicamente tendrían que haber albergado la obra, lo que obligó a buscar otro lugar, que por un tiempo debió de ser, para disfrute de los vecinos, el escaparate de uno de los pujantes comercios sahagunenses.

La imagen de Jesús con la Cruz a cuestas o simplemente Jesús Nazareno representa a Cristo camino del Calvario y conlleva una carga simbólica a la vez que piadosa muy apropiada para las celebraciones procesionales y paralitúrgicas propias de la Semana Santa. Si bien, Jesús cargando con la cruz ya aparece en el arte paleocristiano, la representación del Nazareno con la pretensión de dejar patente el sufrimiento no se encuentra hasta el gótico para, desde entonces, continuar presente en los sucesivos periodos artísticos, intensificándose a partir de los dictámenes trentinos y culminando en el barroco, donde los principales maestros imagineros definen de forma definitiva la iconografía de esta imagen devocional. La notoriedad que tomó la Semana Santa andaluza en época barroca justifica que de sus talleres salieran obras que constituirían un modelo a seguir, como los son Nuestro Padre Jesús de la Pasión atribuido a Juan Martínez Montañés o, aún con un tono más dramático, la de Jesús del Gran Poder, obra de Juan de Mesa y Velasco, dos ejemplos paradigmáticos que crearían escuela y se distancian de la producción de los talleres castellanos liderados por Gregorio Fernández con mayor preferencia por una estética más sobria y patética. Ambas tendencias, que ya hemos presentado como modelo para los innumerables encargos de escultura procesional, presentan evidentes diferencias tanto en lo estético y formal como en lo funcional, dando como resultado dos formas de manifestación paralitúrgica bien diferenciadas, la Semana Santa Andaluza de gran monumentalidad frente a la Semana Santa Castellana de solemne austeridad.

Las complicadas circunstancias en España desde principios del siglo XIX con desamortizaciones, repúblicas y conflictos civiles interfirieron con desigual impacto en las celebraciones religiosas populares, que después de la guerra vivirán una importante revitalización decididamente promovidas desde las instituciones gubernamentales. La imagen de Jesús el Pobre que Manuel Galiano Delgado ejecutó en su taller sevillano para la cofradía de la Vera Cruz de Sahagún, con toda seguridad en los años previos a la proclamación de la Segunda República, llegaría desde Sevilla a la villa leonesa ya ocupada por el bando franquista.

La presencia en Sahagún de esta imagen junto con la Virgen de las Amarguras conecta plenamente con la estética andaluza y dota a la Semana Santa de la villa leonesa de cierto carácter ecléctico por el contraste que presentan estas figuras con el resto de comitiva procesional que entroncan plenamente con una estética más sobria como es la castellana.